Efectivamente, son mutantes. Recientemente leía a Richard Gerver en su libro "Crear hoy la escuela de mañana" donde citaba a Marc Prensky y apuntaba que la revolución tecnológica ha alterado la fisiología del cerebro de nuestro alumnado. Es probable, como puede ser cierto encontrar algún niño-a de dos o tres años pasando el dedo por delante de la pantalla del televisor. O como apunta Michel Serres en Pulgarcita con la especialización neuronal a medida que se producen los cambios.
Si no fuera porque ayer tuve ocasión de ver a los mutantes en el chat, mi idea de la mutuación ( vaya día de pesimista que llevo ) no variaría mucho. Más bien me inclinaría por esa reflexión final de Michel Serres sobre la esperanza de vida de la mujer francesa y cómo ese aumento de casi 3 h y 37 minutos es lo que se consume en ver televisión. Mi sensación va por ahí.
Tengo delante a un pequeño mutante en estos momentos al que le he intentado por activa y pasiva transmitir interés por un sin fin de actividades enriquecedoras : scratch, televisión en otros idiomas, lectura, deporte,... pero tan sólo observo como un tiburón deambula al son de su dedo indice comiendo peces de diversos colores en una pantalla "diminuta".
Para mutar así,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario